Me acuerdo de mi instante mágico, de aquel momento en el que un “sí” o un “no” puede cambiar toda nuestra existencia. Parece que fue hace tanto tiempo y sin embargo, hace apenas una semana que sucedió todo…
Allí estaba yo,
tan sola como de costumbre, sentada en
la esquina de mi casa, cuando observe pasar una camioneta que nunca había visto
antes por la colonia, así que la seguí con la mirada, para mi sorpresa sorpresa
se estaciono justo en la casa de al lado, que por cierto hace tiempo que ya
estaba vacía, enseguida vi bajar a un hombre mayor ya como de 60 años
aproximadamente y justo después de él bajo un muchacho joven como de mi edad,
alto, delgado y güero, lo veía de espaldas cuando de repente volteo y cruzamos
miradas, me sonrió y se dirigió devuelta al señor mayor que creo era su padre;
me había sorprendido eso, hace mucho tiempo que alguien me sonreía (claro aparte
de mis padres) y menos alguien como él, con tan bonitos ojos. Lo pensé por unos
segundos pero después recordé que se me hacía tarde para llegar a la escuela
así que me apresure.
Cuando llegue a la
escuela, todos me miraban raro, pero yo ya me había acostumbrado a ese
desprecio que todos me tenían, solo porque no me veía como cualquier otra chica
de la escuela, solo porque yo no usa uniforme de animadora, solo porque no me
hacia la tonta para llamar la atención, solo por eso, así que ya ni siquiera me
importaba lo que pensaran de mí; me senté en la última fila como siempre, en un
rato llego el profesor y comenzó a dar otra de sus aburridas clases, yo jamás
ponía atención, la verdad no era de esas personas que se mataban estudiando ni
nada, yo solo iba a la escuela porque mis padres querían, a mí me había dejado
de interesar la escuela y el estudio desde ya hace tiempo, yo era de las que
nunca participaba y de las que siempre salía mal en sus exámenes, solo por una
simple y sencilla razón: no le veía sentido a la vida y motivo por el cual
debía de seguir adelante, para mí era como estar muerta sin haber muerto.
Al cabo de un rato,
alguien toco la puerta, el profe salió por un momento y cuando regreso nos dijo
que había llegado alguien nuevo al salón, valla sorpresa era el mismo tipo al
que había visto en la mañana, entro y se sentó cerca de mí, el me miro y sonrió,
pero yo lo ignore; pasaron las horas, hasta que toco el timbre de salida, me
retire del salón y el me siguió enseguida y me dijo:
- oye, oye, espera un momento
Hice como si no lo
hubiese escuchado, pero él me alcanzo, me toco el hombro y me dijo:
- hola, mi nombre es Erick y tu ¿Cómo te
llamas?
Me le quede mirando sin
decir palabra; el siguió caminando a mi lado y comenzó a hacerme platica pero
yo no contestaba nada, hubo un rato de absoluto silencio, pero no se sentía
vacío el momento, era como si nuestras almas conversaran, mientras tan solo
cruzábamos miradas; luego de un rato me pare y le dije:
- ¿Por qué?
- ¿porque, qué? - contesto
- ¿Porque, me hablas? – respondí
- Te me haces interesante –dijo –aparte
creo haberte visto en la mañana
- Mmm, y ¿Por qué no vas con otras
personas?
- Pues ya te dije, te me haces interesante
y los demás son como cualquier otra persona y tú no, tú eres diferente
–contesto
Yo
tan solo sonreí
- - Por fin te he visto sonreír, y tienes
una sonrisa hermosa –dijo
Lo único que dije fue:
- Me tengo que ir
- ¿puedo acompañarte? a parte vivimos por
el mismo rumbo
- Bueno
Me fue contando acerca
de él durante todo el camino, hasta llegar a casa, cuando me despedí, justo
antes de entrar a mi casa me grito
- Por cierto, no me has dicho aun cómo te
llamas
- Litzy, mi nombre es Litzy
Él sonrió y se dirigió
a su casa
Pasaron los días y poco
a poco él se fue acercando a mí y comenzó a interesarse en mi vida, él siempre
me daba ánimos y me decía que la vida es hermosa como para no disfrutarla, que
no me la pasara pensando en las cosas malas, que le viera el lado bueno a todo,
empezó a ayudarme en las materias que más
se me dificultaban. Así mismo fue ayudándome de manera sentimental y
espiritual.
Cuando estaba con él
las cosas cambiaban, me hacía sentir viva y alegre, todos notaban ese gran cambio
en mí, mucho más mis padres, que siempre me apoyaron en todo. El influyo en mi
de una manera extraordinaria que yo no me hubiese imaginado, pero todo eso fue
para bien, porque, ya no era la misma, ya me arreglaba más, ya me interesaban
las cosas y mis estudios, pero sobre todo, noté que ahora ya no sentía lo mismo
por Erik, ya no lo quería solo como amigo y el parecía sentir lo mismo por mí.
Un día, cuando iba
llegando a la escuela, me encontré con una maravillosa sorpresa, allí estaba el
con un ramo de rosas y con una pregunta por hacerme:
-
¿quieres ser mi novia? – dijo con vos
quebradiza
-
Si- conteste sin pensarlo dos veces
El me abrazo y me dio
un beso diciéndome:
- Eres lo mejor que me ha pasado
- No, tú fuiste quien cambio mi vida por
completo y me hizo alguien nueva, fuiste tú quien en un minuto arreglo lo que
ya estaba destruido, así que tu sin duda eres lo mejor.
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